¡Qué emoción! por fin tienes a tu pequeño aventurero en brazos! Has estado esperando este momento tanto tiempo que seguramente te cueste creértelo. Atrás ha quedado un largo embarazo y un parto que deseamos que haya ido muy bien. Ahora, toca disfrutaros y conoceros. También es momento de aprender, porque es probable que haya muchas cosas de tu recién nacido que desconozcas. En este artículo, te contamos 10 cosas asombrosas sobre los bebés que puede que no sepas. ¿Nos acompañas? Pues allá vamos.
1. Un bebé puede tener acné. Como lo lees. Es posible que a lo largo de los primeros días o semanas tu bebé recién nacido desarrolle acné. Lo verás aparecer en sus pómulos, a veces en la frente y el mentón. Esto ocurre por la disminución gradual de los niveles de hormonas maternas en sangre. No te preocupes, desaparecerá solo con el tiempo, cuando las hormonas se hayan regulado. No debes hacer nada, basta con que limpies la cara de tu bebé con agua y jabón, después enjuaga y seca. Sin más.
2. Los bebés recién nacidos son “peludos”: Cuando nace, tu pequeño aventurero puede estar repleto de un suave vello llamado lanugo, que suele cubrir la parte superior de los hombros y la espalda, las mejillas y la frente. Este vello le ha brindado protección durante el embarazo, y desaparecerá en los primeros meses, como parte del cabello si es abundante al nacer. Así que recuerda, es temporal, no hay nada que debas hacer para que ese vello desaparezca.
3. Los huesos del recién nacido son muy flexibles. Cuando nacen, los bebés necesitan pasar a través del cuello uterino. Para que sea más fácil, la naturaleza lo tiene todo pensado: los huesos son muy flexibles para facilitar el nacimiento. Especialmente el cráneo de tu bebé recién nacido es la parte más flexible, y lo seguirá siendo durante un tiempo, gracias a las llamadas fontanelas, partes más blanditas de la cabeza del bebé. Hay dos principales: la fontanela anterior (en forma de rombo) y la fontanela posterior (pequeña y triangular). Estas dos fontanelas permiten cierta flexibilidad del cráneo durante el parto. Dependiendo del bebé, la fontanela anterior se cerrará gradualmente, entre los 8 meses y los 2 años, mientras que la fontanela posterior generalmente desaparece en 8 semanas.
4. Los bebés pueden tragar y respirar al mismo tiempo. Durante los primeros tres meses de vida, los recién nacidos pueden respirar cuando tragan. De hecho, al nacer, la laringe se encuentra más alta de lo habitual. Por lo tanto, tu bebé puede seguir respirando mientras lo alimentas. Después de tres meses, tu pequeño aventurero pierde esta capacidad porque su laringe baja. ¿Sorprendida?
5. Cada toma, una deposición: El bebé hace su primera caca en las primeras 24 horas tras el parto y tiene un nombre: meconio. Se trata de una sustancia de color negro, muy pegajosa, que está compuesta por restos del embarazo (líquido amniótico, moco, secreciones del sistema digestivo…). Después, con las primeras tomas, llegarán las cacas de transición. Son cacas de un color verdoso y que serán el paso necesario hacia las cacas definitivas, que serán bastante líquidas, de aspecto grumoso y de color mostaza. Los primeros días y/o semanas puede ocurrir que prácticamente en cada toma, el recién nacido haga una deposición. Tranquila, es normal. Esto ocurre por el llamado reflejo gastrocólico, que es un mecanismo fisiológico por el cual el sistema digestivo del bebé se activa cuando entra en contacto con el alimento y automáticamente produce la deposición. Con el tiempo, según aumenta el desarrollo del sistema digestivo, las cacas se van espaciando hasta que llegan a una o dos al día.
6. Los recién nacidos tienen mucha fuerza. Observarás que cuando pones un dedo en la palma de la mano abierta del bebé recién nacido su mano se cierra alrededor del dedo con una gran fuerza. ¡Con lo pequeño que es! Esa fuerza que hacen al apretar tu dedo es lo que se conoce como reflejo de prensión. Este reflejo también lo tienen en los pies, por eso los científicos especulan sobre si esta habilidad está relacionada con nuestro parentesco con los simios. De hecho, los monos bebés tienen que agarrar el pelaje de sus madres desde muy temprano para poder cruzar la jungla a sus espaldas. Curioso, ¿verdad?
7. Para un recién nacido no hay diferencia entre el día y la noche. Para un bebé no existen los conceptos de día y noche hasta al menos los tres o cuatro meses. Es muy interesante saber esto, porque así, no nos sorprenderá que nuestro pequeño aventurero se despierte innumerables veces porque tiene hambre por la noche o que pase una gran parte del día durmiendo. Así que, recuerda: el bebé necesita atención y cuidados las 24 horas del día. ¿Podemos hacer algo para que vaya aprendiendo a distinguir entre el día y la noche? Principalmente debemos tener paciencia ;) También es interesante tener la casa iluminada durante el día, y hacer vida normal en ella, y, por el contrario, tener la casa oscura y sin ruidos por la noche, creando un ambiente que invite al descanso.
8. Los bebés lo ven todo en blanco y negro. Seguramente habrás escuchado en algún momento que los recién nacidos ven todo de una forma distinta. Es cierto. El recién nacido no tiene desarrollada aún la vista y durante los primeros meses sólo puede ver en blanco y negro. Ocurre también que cada ojo funciona por separado, por lo que es muy frecuente que tu bebé bizquee. Es normal y no debes preocuparte.
9. El recién nacido llora sin lágrimas. Un bebé recién nacido no tiene capacidad producir lágrimas hasta al menos el primer mes de vida. Esto se debe a que los conductos lagrimales no están completamente formados cuando nace el bebé; hasta que no maduran, lloran sin lágrimas. No se debe confundir este hecho que ocurre en las primeras semanas con el llanto sin lágrimas cuando el bebé ya tiene unos cuantos meses. En estos casos la ausencia de lágrimas puede deberse a una obstrucción o a una deshidratación. Pregunta a tu pediatra ante la duda ;)
10. ¡Crecen muy rápido!: Durante el primer año de vida, los bebés crecen a una velocidad increíble. Seguramente lo notes fácilmente en la ropa: ¿has visto que rápido se le queda pequeña? Puede que lo notes en tan sólo una semana… El crecimiento de un bebé es absolutamente fascinante. Un ejemplo: el cerebro de tu pequeño aventurero duplica su tamaño en tan sólo un año. Este crecimiento no se mantiene siempre, sino que va haciéndose más lento de forma gradual, ¡de lo contrario nos convertiríamos en gigantes de ocho o nueve metros al llegar a adultos!
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