El recién nacido, como ya hemos dicho, ha abandonado su burbuja feliz y tranquila y ha saltado al mundo de forma brusca, por ello tenemos que ser muy cuidadosos con el entorno que lo rodea.
OÍDO
El bebé es capaz de percibir sonidos, y de hecho, es muy sensible a ellos. Así que, silencio por favor.
Puedes hablarle bajito, decirle lo perfecto que es y las ganas que tenías de conocerlo por fin. Pero nada de vecinas, primos y abuelas comentando la jugada alrededor de él.
El bebé puede que apenas abra los ojos las primeras horas. No nos ponemos de acuerdo sobre cómo ven a esta edad, pero es evidente que perciben la luz y que una luz muy directa puede resultarles incómoda. Así que si puedes esperar para el reportaje con flash, mejor.
OLFATO
El olfato, como buenos animales que somos, lo tenemos bien desarrollado desde que nacemos. Ya verás como te reconoce sin verte, conoce tu olor y el de la leche y desde que nace va a reptar como un loco para llegar a la teta prometida.
Por eso, es mejor que evites usar perfumes y cremas, para no interferir con esta búsqueda tan animal y tan bonita.
Por supuesto, es recomendable que nadie fume en el entorno del bebé ni lo visite oliendo a tabaco.
TACTO
El tacto es fundamental para conocer su entorno.
El bebé va usar sus manos para relacionarse torpemente con el medio que le rodea. Por ello, te pido que no utilices manoplas para cubrirlas si no las necesita por alguna cuestión en especial, ya que le estarás privando de un sentido vital en sus primeros días de vida.
GUSTO
¡Por fin voy usar mi lengua! pensará el bebé, y se moverá contentísimo hasta alcanzar la teta o el biberón.
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