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¿Por qué el calostro es tan importante?


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¿Por qué el calostro es tan importante?


El calostro, la primera leche que produces cuando inicias la lactancia, es el alimento ideal para un recién nacido. Es muy concentrado, está repleto de proteínas y tiene una alta densidad de nutrientes, por lo que con solo una pequeña cantidad conseguirás saciar el diminuto estómago de tu bebé. También es bajo en grasas, fácil de digerir y cuenta con componentes que inician su desarrollo del mejor modo posible. Y, tal vez lo más importante, tiene un papel fundamental a la hora de crear su sistema inmunitario. El calostro tiene un aspecto más denso y amarillo que la leche madura. Su composición también es diferente, ya que está adaptado a las necesidades específicas de tu recién nacido.

El calostro combate las infecciones Hasta dos terceras partes de las células del calostro son glóbulos blancos, que protegen contra las infecciones y ayudan a tu bebé a empezar a combatirlas por sí mismo. «Los glóbulos blancos son importantes en lo que respecta a las respuestas inmunitarias. Ofrecen protección y combaten los patógenos», explica el profesor Peter Hartmann, un experto líder en la ciencia de la lactancia de la Universidad de Australia Occidental. Tras abandonar la protección que proporciona tu cuerpo, el bebé necesita prepararse para los nuevos desafíos del mundo que le rodea. Los glóbulos blancos del calostro producen anticuerpos que pueden neutralizar bacterias o virus. Estos anticuerpos son especialmente eficaces contra los problemas intestinales y la diarrea, algo que resulta especialmente importante para los bebés con intestinos inmaduros.


Ayuda al sistema inmunitario del bebé y a la función intestinal El calostro es especialmente rico en un anticuerpo fundamental llamado sIgA. Este anticuerpo protege a tu bebé contra las enfermedades, no pasando directamente al torrente sanguíneo, sino generando un revestimiento en el tracto gastrointestinal. «Las moléculas que han proporcionado una defensa inmunitaria contra las infecciones en la madre llegan al pecho a través de la sangre, donde se unen para formar sIgA, y se secretan en el calostro», explica el profesor Hartmann. «Este sIgA se concentra en la mucosa que recubre el intestino y el sistema respiratorio del bebé, protegiéndole de las enfermedades que la madre ya ha experimentado». El calostro también es rico en otros componentes inmunológicos y factores de crecimiento que estimulan el crecimiento de las membranas mucosas protectoras de los intestinos del bebé. Y mientras esto sucede, los prebióticos del calostro alimentan y crean las bacterias «buenas» en el intestino.


El calostro ayuda a evitar la ictericia Además de ofrecer protección contra los problemas intestinales, el calostro actúa como un laxante que permite que tu recién nacido defeque con frecuencia. Esto le ayuda a vaciar los intestinos de cualquier cosa que haya ingerido durante su estancia en el útero, en forma de meconio, que son unas heces oscuras y pegajosas. Al defecar con frecuencia, también se reduce el riesgo de que el bebé sufra ictericia. El bebé nace con unos niveles elevados de glóbulos rojos, que llevan el oxígeno a todos los rincones de su cuerpo. Cuando estas células se descomponen, el hígado ayuda a procesarlas, creando un subproducto denominado bilirrubina. Si el hígado de tu bebé no está lo suficientemente desarrollado como para procesar la bilirrubina, se acumulará en su sistema, provocando la ictericia.4 Las propiedades laxantes del calostro ayudarán a tu bebé a expulsar esta bilirrubina con las heces.


Vitaminas y minerales presentes en el calostro Los carotenoides y la vitamina A presentes en el calostro son los responsables de su distintivo color amarillento. La vitamina A es importante para la visión del bebé (la deficiencia de vitamina A es la principal causa de ceguera en el mundo) y de mantener en buen estado su piel y sistema inmunitario. Los bebés suelen nacer con unas reservas bajas de vitamina A, por lo que el calostro ayuda a compensar este déficit. «Los primeros tres días son un periodo fundamental para establecer la lactancia» El calostro también es rico en minerales, como el magnesio, que ayuda al desarrollo del corazón y los huesos del bebé; y cobre y cinc, que ayudan a desarrollar su sistema inmunitario. El cinc también contribuye al desarrollo del cerebro. Hay casi cuatro veces más cinc en el calostro que en la leche madura para ayudar al desarrollo del cerebro de tu recién nacido.

El calostro ayuda a tu bebé a crecer y desarrollar Tu calostro contiene otra serie de componentes que ayudan al crecimiento y desarrollo del bebé. Los científicos aún están investigando la función de algunos de ellos. «El calostro mantiene la misma composición hasta unas 30 horas después del parto», señala el profesor Hartmann. «Tiene un contenido relativamente alto de proteínas porque todos los anticuerpos que contiene son proteínas. Tiene un nivel relativamente bajo de lactosa [el azúcar de la leche], y la grasa tiene una composición diferente a la de la leche madura». Y dado que el calostro tiene una composición similar a la del líquido amniótico (que tu bebé ha estado deglutiendo y excretando en el útero), es ideal para facilitar su transición al mundo exterior.


La transición del calostro a la leche madura Después de entre dos y cuatro días, se debería producir la «subida» de la leche materna. Notarás tus pechos más firmes y llenos, y en lugar de calostro producirán leche de transición, que es más blanca y tiene una textura más cremosa. «Los primeros tres días son un periodo fundamental para establecer la lactancia», señala el profesor Hartmann. «Si haces las cosas bien durante este periodo, es probable que tengas una buena lactancia y que el bebé crezca bien». Ahora parece inimaginable, pero en solo un año es posible que tu bebé sepa caminar y esté a punto de hablar. Solo produces calostro durante un breve periodo de tiempo, pero realiza una contribución muy valiosa a esos primeros 12 meses y al resto de su vida.

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